1.10.13

statement

Arriba, en el aire, están las ganas de no hacer, del vacío y la ausencia de producción. En el centro, está el agua, que es la emoción, el miedo y todo aquello que mueve mi cuerpo y me lleva al arte por necesidad. Abajo, en la tierra, está el trabajo, la investigación y el exterior. El desplazamiento entre esas estancias depende única y exclusivamente de la vida.
No me interesa producir más que por necesidad y ese sentimiento es el que creo diferencia la producción de la creación. Ésta última me permite estar tan quieta como quiera, inmóvil y callada hasta parecer una piedra. Deja espacio para todo lo que uno necesita. Es generosa.
En ese proceso creativo uno se traslada de imágenes interiores a visiones pictóricas, de dolores reales a negros, de lo verbal a lo simbólico para así, dejándose arrastrar por la catarsis, aprender a SER. Para expresar con imágenes todo aquello inexplicable a las palabras. Un espacio sagrado que, a veces, en última instancia nos permite llegar al otro.
Tragar, digerir y así comulgar con el mundo.
Existe toda una cartografía de intereses o punctums que actualmente orienta mi recorrido. El cuerpo, como contenedor de la experiencia (la experiencia encarnada), como sacrificio, como comunicador. El concepto de Persona. La máscara. El ser y sus circunstancias. El proceso relacional. La transformación… Límites y posibilidades que nos hablan de la capacidad del ser humano para crecer.
La pintura, los objetos, las palabras o el silencio no son, para mí, más que formas de ver. Distintas maneras de sentarse frente al desafío.